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El descenso de la mortalidad en España desaceleró tras el inicio de la crisis económica en las personas de 60 a 79 años y en hombres jóvenes

Nota prensa marzo 2018

La mortalidad total en España se redujo prácticamente a la mitad entre 1981 y 2016, pasando de una tasa de 1.231 fallecimientos a 651 por cada 100.000 mujeres y de 1.844 a 1.074 por cada 100.000 hombres. Sin embargo, un estudio que acaba de publicar un equipo de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía y el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía en la revista GACETA SANITARIA ha detectado cambios en esta tendencia descendente tras el inicio de la crisis económica de 2008 al profundizar en grupos de edad y sexo. Así, en la población joven de 15 a 39 años se produjo un estancamiento de la tendencia de mortalidad en los hombres, mientras que en la población de entre 60 y 79 años se desaceleró o se detuvo la tendencia descendente de mortalidad en hombres y mujeres.

En la mortalidad durante la infancia, es decir, en población menor de 15 años, no se han observado cambios relevantes entre los años previos y posteriores al inicio de la crisis. En población joven, de 15 a 39 años, mientras el estancamiento en hombres afectó a los cinco grupos quinquenales de este rango de edad entre 2011 y 2014, en mujeres no hubo un patrón tan claro, ya que en tres de los grupos quinquenales no hubo un cambio de tendencia después del inicio de la crisis. En cuanto a la franja de edad entre los 40 y los 59 años, no se ha identificado aumento, ralentización o estancamiento de la mortalidad ni en hombres ni en mujeres.

La reducción de la mortalidad se desaceleró o se detuvo después del comienzo de la crisis en hombres y en mujeres entre 60 y 79 años. En el grupo de los 70 a los 74 años, el inicio del cambio de tendencia fue tardío, comenzando en 2013 en las mujeres y en 2014 en los hombres. En el resto de los grupos quinquenales, los cambios negativos se iniciaron en los primeros años de la crisis económica (entre 2009 y 2011). A partir de los 80 años se ha observado un patrón caracterizado por una tendencia decreciente de la mortalidad, que se inició años antes de la crisis económica y que no ha presentado cambios relevantes asociados a esta.

A la ralentización que se ha observado en la mortalidad de las mujeres de 60 a 79 años contribuyó sobre todo la mortalidad por enfermedades del sistema circulatorio y respiratorio (con una ralentización y un estancamiento, respectivamente, desde 2011), seguida del estancamiento de la mortalidad por enfermedades digestivas y endocrinas y por causas externas. La mortalidad por tumores en las mujeres de esta edad sufrió un estancamiento en los primeros años de la crisis (de 2009 a 2012), pero después volvió a descender.

En cuanto al estancamiento de la mortalidad total en los hombres de 60 a 79 años cabe destacar que su inicio se produjo en 2013, cinco años después del comienzo de la crisis. Las causas que contribuyeron fueron similares a las que se dieron en las mujeres del mismo grupo de edad, pero a diferencia de ellas, no hubo cambios en la mortalidad por tumores ni por enfermedades endocrinas. En cambio, sí se produjo un aumento de la mortalidad por enfermedades mentales a partir de 2010.

En lo que respecta a los hombres de 15 a 39 años, después de un periodo de descenso de la tasa de mortalidad a un ritmo constante y de gran magnitud entre 2004 y 2013, se produjo un estancamiento entre 2013 y 2016. El cambio de mayor magnitud es el de la mortalidad por causas externas (accidentes y muertes violentas), que tras un periodo de descenso entre 2004 y 2012 sufrió un estancamiento entre 2012 y 2016. Asimismo, contribuyó el estancamiento de la mortalidad por enfermedades de los sistemas circulatorio, respiratorio y digestivo, y la ralentización en la tendencia de la mortalidad por tumores.

Los autores y autoras advierten que de este estudio no puede derivarse directamente una relación causal entre la crisis y la mortalidad. “Se trata de una aportación más al estado del conocimiento, que debe analizarse explorando factores intermedios en la cadena causal, como los efectos del desempleo, los desahucios, la pobreza energética, etcétera, y analizando la relación entre políticas sociales y sanitarias como factores mitigadores”, explican.

Sus resultados, consideran, pueden ser útiles para formular hipótesis sobre los efectos de la crisis. “Así, el desempleo, la precariedad y la falta de perspectivas podrían tener un impacto mayor en los hombres jóvenes que en otros grupos poblacionales. Por otro lado, las personas en los primeros años de la jubilación podrían haber visto frustradas sus expectativas, al tener que hacerse cargo de hijos y nietos en situación de precariedad”, apuntan como posibles nuevas líneas de investigación.

A nivel internacional, se ha documentado una ralentización de la tendencia ascendente de la esperanza de vida en diversos países, como los Estados Unidos e Inglaterra y Gales. En un análisis comparativo de 20 países industrializados se ha puesto de manifiesto que en 15 de ellos se han ralentizado las mejoras de mortalidad, aproximadamente desde 2011, sobre todo en la población de 65 a 79 años.

Referencia bibliográfica
Soledad Márquez Calderón et al. Tendencia de la mortalidad por edad y sexo en España (1981-2016). Cambios asociados a la crisis económica. Gac Sanit. 2019. Disponible en:
http://gacetasanitaria.org/es-tendencia-mortalidad-por-edad-sexo-avance-S0213911119301116?referer=buscador

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